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Anclajes químicos para equipamiento de vías de escalada

Anclajes químicos para equipamiento de vías de escalada

A lo largo de la historia los escaladores han intentado protegerse lo mejor posible atendiendo a los criterios válidos para cada época en función de los conocimientos técnicos del momento, valores éticos imperantes, etc. Por consiguiente, hemos visto desfilar una serie de elementos que aunque hoy nos parezcan rudimentarios siempre han estado a la altura de los tiempos.

En el equipamiento para mejorar la seguridad de las vías hemos recurrido a los clavos en sus más diferentes variedades, a los empotradores (entendiendo por estos fisureros y friends) y a los cordinos para aprovechar los puentes de roca y las sabinas. Estos tres tipos de seguros los consideramos como anclajes recuperables, porque pueden sacarse sin destruir su esencia.

En contrapartida y paralelamente a la evolución de la escalada sobre placas sin fisuras, aparecieron los anclajes fijos, los cuáles una vez puestos no se podían extraer (excepto rompiéndolos). A este grupo pertenecen los buriles o remaches, pitones de expansión, espits, parabolts y anclajes químicos o sellamientos.

Si vamos cerrando el círculo y sólo nos interesa la máxima seguridad (aunque sea a costa de pagar un precio elevado y de introducir elementos contrarios a las corrientes «limpias», a la estética y al paisaje) tenemos por fuerza que utilizar los anclajes permanentes de altas prestaciones, que no han sido concebidos específicamente para la escalada, sino que los equipadores hemos adaptado de las modernas técnicas de fijación empleadas en ingeniería y construcción. Por eso no es de extrañar que se use este tipo de anclajes en las vías de escalada deportiva y en las zonas de enseñanza, ya que no podemos permitirnos accidentes bajo ningún concepto.

Actualmente, en el equipamiento de itinerarios de escalada deportiva predominan dos tipos de anclajes: Anclajes químicos y los anclajes mecánicos, el primero de ellos será el que vamos a tratar detalladamente a continuación.

ANCLAJES QUÍMICOS O SELLAMIENTOS

Son los anclajes que más seguridad ofrecen. Están formados por dos elementos: pieza metálica y adhesivo (resina). Las piezas metálicas acostumbran a ser varillas de acero inoxidable o galvanizado (de diámetro de 10 a 14 mm.) y de longitudes variables (más de 7 cm); se las conoce con el nombre de tensores y poseen un anillo para mosquetonear.

Los sellamientos constituyen los anclajes más seguros y universales de todos cuantos existen; su vida útil resulta superior a la de los demás (30 años como mínimo). Representan la única alternativa fiable sobre rocas blandas o arenosas. Aunque a priori posean un coste mayor que otras opciones más populares (parabolts), son más rentables a la larga debido a su duración e inviolabilidad.

SIEMPRE QUE RESULTE POSIBLE, SE DEBEN EQUIPAR LOS ITINERARIOS DEPORTIVOS CON ANCLAJES QUÍMICOS. UNA ZONA DE ENSEÑANZA DEBE SER CREADA CON PACIENCIA, SIN ESCATIMAR DINERO NI MEDIOS TÉCNICOS O HUMANOS, PARA EVITAR FUTURAS RESPONSABILIDAOES MORALES Y PENALES.

LAS RESINAS

Son adhesivos de dos componentes que poseen gran resistencia. El endurecedor (o catalizador) debe mezclarse con la resina-base en proporciones exactas, bien manualmente o bien automáticamente (pistola y cartuchos especiales). No activan la corrosión de los metales.

Existen tres tipos diferentes:

Resinas epoxi

Son extraordinariamente resistentes. La más conocida es el Sikadur 31 (de la firma suiza SIKA).

Su resistencia alcanza valores muy elevados, pues se rompe antes la roca que rodea al anclaje que el conjunto «resina-metal·piedra». Esto es debido a que resulta muy superior la resistencia del anclaje que la de la misma roca. El Sikadur 31 se presenta en dos botes (peso total: 1,3 kg). Posee una resistencia a la compresión de unos 700 kp/cm² (¡más que muchas calizas!) y a la flexotracción de 350 kp/cm² . Su adherencia sobre el acero ronda los 100 kg/cm². Es la única resina válida para pegar tensores lisos o sin estrías. No debe ser inyectada a temperaturas inferiores a +5ºC.

Rendimiento: un bote da para sellar unos 30 tensores (taladro de 80 x 12 mm.).

Resinas epoxi-acrílicas
De resistencias comparables al Sikadur-31, fraguan mucho más rápidamente y tienen un precio equivalente. Existen diversas marcas entre las que se encuantran Fosroc, Desa, Sika, Hilty, UPATH, SPIT, etc

Todas ellas vienen ya predosificadas en cartuchos dobles -pero independientes- cuyo contenido se mezcla automáticamente en el interior de una boquilla de plástico. Dichos envases tienen una capacidad de 330 ml. de resina (sirven para colocar unos 14 anclajes).
La inyección se realiza mediante una pistola especial. Es un sistema limpio, rápido y cómodo.

Rendimiento: un cartucho da para sellar de 12 a 15 tensores (taladro de 80 x 12 mm.).

Resinas de poliéster
Se comercializan como mortero (en lata) o en versión de cartucho de dos componentes. No resultan aconsejables para su uso en escalada, ya que se ha demostrado que en ciertas condiciones de humedad o en presencia de materiales alcalinos se descomponen. Así como la resistencia de otras resinas oscila entre los 2.000 y los 5.000 kp., las resinas de poliéster pueden no superar los 500 kp.

ALGUNAS OBSERVACIONES

¿CÓMO COLOCAR LOS ANCLAJES QUÍMICOS?

Recuerda, siempre que sea posible se debe equipar las vías deportivas en zonas de enseñanza con anclajes químicos.

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Fuente consultada:

FEDME – Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada – Escuela Española de Alta Montaña – Cuaderno Técnico nº3 – Técnicas de equipamiento para la escalada en roca y zonas-escuela